viernes, noviembre 18, 2011

Justificación no pedida, acusación manifiesta. Carta a Carlos Salinas de Gortari.

Sr. Carlos Salinas de Gortari,

Dice usted que su libro es una explicación a los mexicanos, que cumple con un deber para hablar sobre sus actos y las de su gobierno por una razón moral y que finalmente no es su deseo elaborar este libro para reparar su imagen personal.

Difiero y permítame, en mi opinión, comentarle que el punto neural es que busca usted atacar a quienes activamente tuvieron actos en oposición a su régimen para corregir las “distorsiones” impuestas a una obra colectiva. Esta acción, su “justificación” en este libro, atenta contra un gran número de mexicanos convencidos que los subordinó a su interés personal en contra del provecho social, por ende, las precisiones y testimonios han dañado su imagen y por consiguiente busca usted aportar elementos para reconstruir los actos de su gobierno; reconstruir su imagen. Reza el dicho: “Justificación no pedida, acusación manifiesta”.

Lo que en verdad veo que usted busca, es la reincorporación pública por ser el villano público número uno durante el sexenio del Presidente Ernesto Zedillo (que al día de hoy prevalece), pues confía en que, como siempre, la memoria de los mexicanos sea sumamente corta. Es probable que usted busque también salir en la foto (aunque quizá ya esté), o lo haya invitado el mismo PRI, para salir junto al Señor Enrique Peña Nieto y restaurar “lo que un día fue”.

Pero querer salir a la luz como el nuevo IO - Intelectual Orgánico (a los lectores, IO son quienes dan argumentos a favor de ciertas ideas para convertirlas en dominantes), como usted refiere, va por mucho a sólo querer ser, ya que estas figuras ligadas a un partido, está por demás decirlo, van de salida (sino es que ya no existen), pues la convocatoria al consenso de su partido, el PRI, ante un nacionalismo revolucionario ya está fuera de toda contexto por parte de un gran número de fuerzas políticas de su mismo partido. Querer revertir lo que se empezó a romper en el 68 donde se inició ahí a formar un nuevo consenso a favor de la democracia y que aunque tardó este consenso, en los 80, sabrá usted, avanzó al grado que llegó a ser sumamente incómodo ser un IO del PRI y que finalmente se logró la transición democrática por parte de una fuerza de intelectuales que ocasionó, obviamente, que el PRI se quedara sin intelectuales orgánicos; busque entonces, si esa es su bandera para ayudar al País, una reingeniería de lo que hoy debe ser un IO y no quiera una reivindicación histórica con ataques y buscar, a como dé lugar, su reincorporación a la vida política.

Le pido entienda usted que el tiempo pasado, queda en el pasado, no viva por favor de él ni crea que fue mejor. Lo que en su gobierno se hizo, hecho está, pese a la cortina de humo que intenta crear con sus publicaciones y entrevistas a los medios, opacando inolvidables acciones como la quema de boletas o la caída del sistema en la elección Presidencial o inclusive la seria propuesta a su reelección.

¿Quiere restaurar a su partido?, no publique justificantes para recuperar su imagen, tenga en sus filas a un ideólogo reformista. ¿Quiere ayudar a nuestro País? Use entonces su talento político en buscar los intereses de una sociedad ávida de un gobierno riguroso y estricto y, al mismo tiempo, inteligente. El momento exige hacer ya a un lado los intereses partidistas, personales, con una figura de gran visión, capaz de ver hacia un futuro de oportunidades, dando lugar prioritario al desarrollo sustentable, sin demagogia, ni blandenguería, ni sobreactuaciones.

Dice usted en su libro: “¿qué hacer ahora que la Nación está en riesgo?”, pues si está conmigo, una sus fuerzas, su talento, su capacidad dispuesta para el diálogo y a la colaboración entre Poderes, pues es claro que falta consistencia, vencer la desconfianza, unificar criterios, regenerar el pensamiento y disminuir los recuerdos que le ha robado la tranquilidad a los mexicanos.

Lo invito, si es realmente ese su interés, a urgir el paso rumbo al México que anhelamos.


…ahí se lo dejo. Sí, a usted!

4 comentarios:

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  2. Interesante punto de vista Raúl, sobre todo la invitación a participar propositivamente para restaurar, o mas bien, crear puentes inexistentes entre partidos, sin embargo es mi impresión, que al ir en contra de los intereses de él mismo, no se prestará a ello. Hay que recordar que CSG, ha sido desde su aparición, "La mano que mece la cuna", si las cosas estan asi, es Porque asi lo ha diseñado, el ser IO como lo dices lo resume!!!!

    Un abrazo
    R Pineda

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  3. Entiendo también tu planteamiento, y precisamente lo que persigo con estos comentarios, MI campaña, es que ese diseño que tu comentas y con el que desgraciadamente la maquinaria del país sigue trabajando, sea replanteado un mejor diseño en la búsqueda de preparar a un México moderno; que entienda la clase política que debemos tener programas que sean ad-hoc a la realidad global que hoy día vivimos. Quiero que los jóvenes, nuestros hijos, queden fuera de las tentaciones del crimen organizado, facilitando todas las oportunidades para que continúen con su preparación; tener programas que incluyan la prevención, seguir generando oportunidades abriendo mas bachilleratos y universidades y se integren por ende al mercado laboral con mejores propuestas. Quiero que tengamos policías tanto estatales como municipales confiables y sobretodo, con el reconocimiento de la sociedad. Quiero poder contar con espacios públicos que nos permitan la convivencia sana y tranquila. Quiero que nuestra política de gasto sea responsable y enfocada a los verdaderos problemas y que se destinen a quienes más lo necesitan; mas becas, mejores programas de salud y de infraestructura. No pido mucho, sólo que el interés político y partidista que prevalece, sea sacrificado por el interés social; si tan solo, los que dirigen nuestro país, le dieran una oportunidad a lo que DEBE SER y DEBEN HACER, verán que el resultado beneficiará a más que una simple minoría que hoy sangra constantemente a México.

    Gracias por tu comentario!

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  4. Escribió hoy Martín Moreno en Excelsior:

    Igual que Carlos Salinas de Gortari, el virtual candidato del PRI a la Presidencia, Enrique Peña Nieto, recurre a un libro -México, la gran esperanza- para presentarse ante la sociedad rumbo a 2012. Mientras el ex presidente ha intentado justificar, sin éxito, el desastre financiero provocado por el salinismo, el mexiquense pretende explicar por qué quiere llegar a Los Pinos.

    En un país bajo en lectura -según el Conaculta, sólo 27% de los mexicanos leyó un libro en el último año, mientras en Reino Unido lo hizo 87% y en Francia 71%- se antoja difícil que un libro de corte político sea un éxito de ventas. Es evidente que un segmento considerable de lectores prefiere novelas, autosuperación y hasta escándalos o chismes.

    Sin embargo, con los libros está ocurriendo un fenómeno tan innegable como alentador: aparte de la fascinación al leerlo -a quienes gustan de la lectura-, para periodistas, analistas y escritores se ha abierto una veta de libertad de expresión muy valiosa, debido a que en algunos medios de información prevalecen temas censurados u ocultados. El libro es libertad.

    ¿Podrá el libro de PeñaNieto ser un best seller?

    Eso lo dirán sus ventas.

    Para los periodistas es obligado leerlo. ¿Por qué? Por tres razones: porque es el puntero en las encuestas presidenciales de 2012; porque es un político del cual se podrá hablar mucho, para bien o mal; y por ética profesional: no se puede escribir de quien no se conoce.

    Pero más allá de libros, políticos y periodistas, por encima están los ciudadanos, sobre todo aquellos que votarán en la próxima elección presidencial. Esa será la opinión -una cruz sobre la boleta electoral- más importante y definitoria.

    A prácticamente ocho meses de la presidencial, vale preguntarnos: ¿Quién es realmente Enrique Peña Nieto? ¿Conocemos, como votantes, su pensamiento, su trayectoria y, fundamentalmente, su proyecto de nación?

    Y lo más importante: ¿votaría usted por Enrique Peña Nieto para ser Presidente de México?

    Insiste en presentarse como la "nueva generación del PRI", pero la praxis política muestra una contradicción: va en la boleta electoral, en 2012, junto con esa calamidad llamada Elba Esther Gordillo, quien tiene todo -dictatorial, tramposa y, lo más grave: responsable de la desgracia en la educación básica-, menos ser moderna o demócrata. Además, el PRI irá también con el Partido Verde, desprestigiado por el oportunismo político y las maniobras oscuras de una familia (los González). Eso sí: muy ricos.

    Peña Nieto podrá mostrarnos un lenguaje novedoso, pero sus aliados electorales nos transportan a la política de siempre: la del chantaje, la del abuso y, principalmente, la de cero beneficios para los votantes.

    El virtual candidato presidencial del PRI no ha estado exento de conflictos. Hay temas públicos que seguramente saldrán durante las campañas. Ya veremos de qué está hecho Peña Nieto.

    Hoy por hoy, apenas comienza a conocerse la propuesta de gobierno del priista que encabeza las encuestas rumbo a la Presidencia. Habrá que verlo en la brecha: en la plaza pública, en templetes, en entrevistas a fondo, en debates con López Obrador y con ¿Vázquez Mota, Creel o Cordero? -que resultarán decisivos para aquella franja de 35% de indecisos, ahora, en cuanto a elegir Presidente de la República-. Ahí sabremos cuál es la verdadera estatura del aspirante del priato.

    ¿Nuevo PRI? En las páginas de Excélsior lo hemos escrito en esta columna: no hay viejo ni nuevo PRI. Es uno, y es el mismo. El de siempre. Los priistas no fueron diseñados para la democracia.

    No sabemos qué tanto permee o influya el libro de Peña Nieto entre los votantes del primero de julio próximo.

    Desconocemos cuál será su alcance. Hay de dos: o se convierte en piedra angular para conocer al político Enrique Peña Nieto o termina como los libros-ladrillo de Carlos Salinas de Gortari: arrumbados en los saldos de las librerías. Y de la historia.

    Usted, ¿votaría por Peña Nieto?

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Bienvenido cualquier comentario, y gracias!

Atte. Raul Buentello Carbonell