Habrá quien sepa qué pasó el 2 de octubre de 1968, pero también habrá quien no tenga la más remota idea o de plano ni le interesa, pero a saber y que jamás se debe olvidar del movimiento y su razón de ser y de lo vil de un Estado y las falsas razones de sus actos cuando miles de estudiantes salieron a la calle a protestar contra el autoritarismo gubernamental que se hacía presente en persecuciones, secuestros, torturas y asesinatos contra quienes le mostraban públicamente su rechazo.
El movimiento estudiantil planteaba 6 puntos como demanda popular; la que mayor eco hacía fue la derogación del artículo 145 y el 145 bis, es decir, la "Disolución Social" del código penal del Distrito Federal que era usada como argumento legal para hacer detenciones "sin ton ni zon" y pues el colofón en Tlaltelolco es claro que no fue un hecho aislado, sino que era la forma de reaccionar del Gobierno para resolver conflictos y los cuales ordenaron disparar contra una multitud desarmada, hechos que se confirman con testimonios de soldados, víctimas y testigos.
Vicente Fox siendo presidente de México, creó en Noviembre de 2001 una Fiscalía Especial para Movimientos Sociales y Políticos del Pasado (que para el 2006 ya había desaparecido) y tras haber armado todo un expediente contra el que entonces fungía como Secretario de Gobernación de México, Luis Echeverría, y a quien se le atribuye como el principal responsable de estos actos del ’68, y tras haber gastado la Fiscalía una fortuna en "investigaciones", Echeverría, aunque ya en un arraigo domiciliario por la responsabilidad de éstos, saldrá seguramente airoso. Pareciera entonces que todo apunta a que jamás nos dejarán saber por qué matar colectivamente a estudiantes y por qué apoyar esta matanza con el Ejército.
Lecciones son muchas, sin embargo rescato el coraje de este Movimiento que retó a la estructura de aquel Gobierno, lo digno de su causa y la imagen que querían tener para un México diferente, sin autoritarismos, sin abusos, sin corrupción, con igualdad social y solidarizando a una izquierda postrevolucionaria digna, no lo que ahora vemos como "líderes de izquierda".
La conciencia nacional continúa lastimada, la herida sigue abierta y no la han querido cerrar ninguno de los gobiernos que han sucedido a la tragedia en la Plaza de las Tres Culturas… por algo será.
…ahí se los dejo!
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Atte. Raul Buentello Carbonell